por Joan Espino
Le he visto pasar, se que es seguro que no me recuerde. Desearía alguna vez poder hablarle, discutiríamos sobre las noticias del diario que cada día le he visto leer y el mismo que cada mañana golpea mi cara con sus noticias desenfrenadas envueltas en su papel.
¿Qué tal le pareciera si juntos tomáramos un café? O quizás le invitaría a una cena o cóctel, de igual forma ambos le gustan y con su amigos se ríe, pero no tengo ni un centavo para hacerlo.
Tampoco imagino su traje de Tweedy fino, maltratado, salpicado de lodo pues tendría usted que adaptarse a mi método; la improvisación. Husmear sobre los platos de porcelana italiana, que le compro usted aquel Suizo que cada mañana le engañaba con su mujer.
Es afortunado o maldito, de poder conversar algún día quizás esto le diría, hasta lo que paso la tardecita cuando su vecino a robar en su casa quería, y lo logro.
Pero ya vemos como es todo esto, un Monologo de un absurdo desconocido que pretendiendo buscar su amistad otra vez le ha mordido y usted en cambio azoto una vez mas la sección de Economía sobre mi hocico.
Es definitivo no volveré por estos sitios, aunque de sus sobras no me olvido, mandare a otros a buscar lo mío.
Con cariño, tu amigo...
Chivila
El perro de la esquina.