Dos Arpías en el Restaurant.

Piden, Gritan, fuman, comen sin parar. Hay que ver como es el infinito, mi mujer vive de dieta en dieta y siempre engorda mas de lo debido, en cambio usted se comió hasta mi pollo y se comerá el que viene en camino, tan seguro estoy que no aumentara ni un solo Kilo, porque su cadenas, OH si... sus caderas conservaran su estilo.

Es tan asqueroso el desastre que dejo sobre la mesa, tal cual pareciera que nunca ha estado en la escuela y a juzgar por su jerga; todo es posible. En esta escasa conversación le descubro el linaje, es usted una arpía, cualquiera en su maquillaje lo notaria.

Su falda... y su pantalón, Señorita....Excuse, con lo acostumbrado que estoy a tratar con damas se me olvidaba quienes son y a que han venido. ¿O he sido yo quien se ha atrevido a conversar con ustedes sin hablar?, de todos modos sus piernas parecen un puente entre su futuro y mi bolsillo, como un beso rico que se escapara en este guiño, si al voltear le pinto.

Ahora continúen comiendo, pero que el humo de su cigarrillo no se mezcle con el mío. Si por alguna vez no volvemos a encontrarnos, le envío en esta servilleta mi teléfono celular, para cuando este de servicio y mis bolsillos le quieran sangrar.

-Joan Espino-