De la misma forma

Salí de su vida de la misma forma en la que entre: violenta, sin permiso y con ganas de besarle.

Era de esperarse que después de tanto tiempo tuviera que cansarme de lo mismo. La situación no cambio por más que pasó el tiempo, llenándonos de ironía en el silencio que nos consumía en cada conversación.

Nunca tuvimos ese momento que suponen merecer los que están enamorados, no habían días de playa, ni salidas al cine, o al teatro. Sin embargo mi atracción por ella era más que una simple ilusión, una cosa del momento o una fantasía de quién busca la mujer perfecta para realizar sus sueños.

Pero ¿Qué más da?, ella tarde se daría cuenta de que me había perdido, mientras yo seguía pensando como olvidarla.

Esa tarde, recuerdo, estaba en el jardín, leía a Wilde y sostenía en mi mano una copa de vino, mientras Beethoven me hipnotizaba con su «Sonata de Claro de Luna»

Eran tan perfectas las palabras en sus labios, pero sus lágrimas no me conmovían, no entendía lo mas mínimo de sus gestos, es como si nunca la hubiese visto antes. Aunque quise besarle, rompí mi copa de forma torpe, cerré mi libro y mientras la música sonaba me aleje por el mismo camino en donde nos conocimos.

He aprendido a matar ciertas cosas de mi, que aunque no he querido, se me ha hecho necesario.
Ya no espero, no me importa, aunque duela.