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Hoy es 31 de Diciembre de 2009, es decir: Pocas horas restan para cambiar el calendario y sumergirnos en una gran aventura de 12 meses.
Usualmente en este espacio cuento un poco de que ha ido el año para mi, quizás lo haga luego, pero en verdad decidí en cambio dedicar este último post del año a una persona a la cual he conocido de una forma muy especial en estos últimos meses.
Su nombre es Laura Márquez, y aunque debajo está mi descripción sobre ella, puedo adelantarles que es una escritora con alma inmensa y un corazón lleno de letras, vive en ¨la ciudad que nunca duerme¨ y lleva una cámara D40 como extensión de sus ojos.
Lo que leerán a continuación es un intercambio de experiencias virtuales y el resultado de un experimento que llegó a publicarse en el Listín Diario, en la sección ¨EL NORTE¨ y aprovecho para agradecer a Inmaculada Aracena y a Grisbel Medina por su apoyo de siempre.
por Laura Márquez
Cuando era pequeña las risas de mis vecinas siempre me sugerían que me disfrazase de Blanca nieves para convertir a mis amigas en los 7 enanitos y yo nunca fui capaz de responder que siempre quise disfrazarme de la mala del cuento. Un día, hace no demasiado, mi piel pálida se llenó de demonios sin disfraz y me encontré con manzanas que escupían venenos corrosivos, entonces descubrí los 7 gigantes que no me dejaron dormir para que no olvidara que a veces, sólo a veces, algunos besos son sinceros.
Uno de esos gigantes tenía los ojos cafés y el pelo largo, las manos abiertas y los hombros llenos de las lágrimas que dejó que se derramasen en madrugadas siniestras. Se acercó de puntillas entre ademanes sigilosos y me dio un beso cibernético en la frente, para borrar con la comisura de sus labios, las pesadillas inscritas con tinta indeleble en mis recuerdos. Se convirtió entonces en el gigante de palabras contadas, el que siempre sonríe y empapela de ARTE a quien participa de su embrujo. Es él de quien vengo a hablarte, Joan, el que me dejó robarle los paréntesis.
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LAURA MÁRQUEZ, UN CORAZÓN DE LETRAS
por Joan Espino
Alguien susurró en mi twitter que una poetisa estaba entre nosotros, entonces me detuve justo en el puente que divide la ciudad, observé con mucho cuidado todo el panorama casi consumido por el cambio de estación.
El reloj a veces me confundía, no sabía si la hora había muerto o si mi pensamiento se quedó flotando unos instantes mientras le veía declamar sus versos en ¨Strawberry Fields¨ del Central Park, sus palabras tenían tanto ritmo, tanto vuelo.
Me cautivo su corazón de letras, una explosión casi galáctica de sentimientos virtuales que permanecen guardados en la línea de tiempo de quienes le seguimos, me pregunto ¿Cómo puede llenar de tanta luz estos espacios cuando el sol aun no despierta?, su nombre es Laura, pero no estoy seguro de saber quién o de que material divino está hecha.
Su sonrisa, su melodía interna con sabor a Sabina y las palabras siempre fresca, se mezclan en una invitación a grito que pide que la descubran, en yo cambio seguiré aquí sentado al lado su voz percibiendo colores que no imaginaba que existían.
Pubicado en el sección de EL NORTE en Listín Diario 11/12/2009
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